Detrás de mí, tu sombra, que camina por la nada atravesada que hay en mí.
Fecunda el deseo de volver a mi piel, aún tibia y reservada para algún hombre insensato que osara destruirla.
Está el llamado oyéndose, la voz que no llega, el silencio que genera amor en mis mejillas.
Volveré a ti alguna noche impostergable donde decida construir un muro que me separe de mi ego, o que lo sobreestime. Dejarme a mí, para abrazarte. Cualquiera sea la palabra que pudiera yo esbozar…
Qué necios!
Intolerante será esta mujer, que aguarda entusiasmada el momento del adiós.
1 comentario:
¿Nos olvidamos, a veces, de nuestra sombra o es que nuestra sombra nos abandona de vez en cuando?
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