Tu corazón en carne que no hace falta desplumar,
pese y a causa de eso:
quiero
así,
como pequeños infantes,
violamos las normas,
las convenciones,
los cuerpos,
desenvainamos la piel,
nos adentramos en la ceniza
para sumergirnos en el polvo
el grito final,
el de la fiebre,
y un dramático silencio que no se calla.
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