"...esta mañana, a las ocho y cuarto, cuando salí del hotel Printania para ir a la biblioteca, quise levantar un papel que había en el suelo y no pude. eso es todo, y ni siquiera es un acontecimiento. sí, pero para decir toda la verdad, me impresionó profundamente: pensé que ya no era libre... "
martes, 20 de noviembre de 2007
Taxonomías
El condicionante patético para condenar la estructura levemente desgastada de una vida alienada y pretendida surreal. Migajas de reglas muertas que no erigen más palabras hastiadas de significados imberbes. La cumbre de tus pesadillas frente a tus sueños. El olor a mujer no tiene olvido. Te urge la necesidad de mis piernas. Eres la gracia de mis pantalones y el secreto menos estricto de mis remeras. No me agradan ya tus miserias pretendidas inocentes. Eres la piel que encarna el olvido, millones de palabras que ya no puedo oír. Y el tiempo me mira incongruente, parece no agradarle la frialdad de mi elocuencia. Suspira ensimismado mientras lastima en otro nombre. La caricia del ausente y la llamada del retrógrado se ocultan bajo el miserable destello de la angustia.
miércoles, 7 de noviembre de 2007
Noche de poetas
Otra vez la angustia. Otra vez soy un río de lágrimas. Un océano. Un mundo que se desvanece tiritando y sangrando. Escupiendo mis heridas, que se develan innobles, presumidas, que se perpetúan a través del tiempo. Delirios colosales de envolverme siempre en la más absurda tristeza. Otra vez el vacío. Otra vez tu nombre esculpido con destellos de emperador. El mundo descansa en tu cuerpo. Mi llanto ahoga mares de utopías. ¿Cómo dejar atrás el pasado que vuelve constante en aberración al presente? Y pervierte la armonía que no puedo asegurar. Y llama, y nombra, y castiga. El delito fue sentarme a tu lado a mirar el sol de noche. La marea intermitente y la inocencia mensurable. No podré decir olvido hasta que mi memoria no devenga en cementerio. Y sin embargo, aún, me forzaré a recordarte. Tus efectos adictivos socavaron mi reputación. Mi dignidad. Mi dinastía. Eres el hombre que mis lágrimas añoran. La fe atea que el silencio legitima. La virtuosidad sin virtud y el fantasma visceral. Otra vez en el río del mezquino. Otra vez en la noche de poetas.
Río Leteo
A veces el llanto inicuo y otras, temperamental.
Sería imprudente condenarte en virtud de hombre
que cesa su camino en la moral avasallante
de lo meramente animal.
Cosquillas que construyen su imperio
y relegan el justo medio para socavar también el defecto.
Congraciarse en el exceso y profundizar luego
excluyendo los delirios de la cortesía.
Pasatiempo de todo lo delgado, lo endeble,
¿será la piel, el fruto o el destino?
Un juego de inocentes que crearon la anarquía
buscando más allá para desmitificar descalificando.
Entonces habrá sido algún día
la brutalidad repentina de la ausencia
y luz y sombra, e indecencia
clamando piel y desengaño.
Lo justo a veces es extraño.
Lo breve a veces es olvido.
Sería imprudente condenarte en virtud de hombre
que cesa su camino en la moral avasallante
de lo meramente animal.
Cosquillas que construyen su imperio
y relegan el justo medio para socavar también el defecto.
Congraciarse en el exceso y profundizar luego
excluyendo los delirios de la cortesía.
Pasatiempo de todo lo delgado, lo endeble,
¿será la piel, el fruto o el destino?
Un juego de inocentes que crearon la anarquía
buscando más allá para desmitificar descalificando.
Entonces habrá sido algún día
la brutalidad repentina de la ausencia
y luz y sombra, e indecencia
clamando piel y desengaño.
Lo justo a veces es extraño.
Lo breve a veces es olvido.
jueves, 1 de noviembre de 2007
Esquirlas
Sus ojos ameritaban mi lamento.
Reconocer que hoy fue la despedida es darme muerte;
ser víctima y verdugo de la tristeza que ya no conmueve
si no me abrazan brazos de niños
con miradas de cielo esperando renacer.
Velaron por mis sueños despertando luces tibias
y lluvia y gris y amor,
en días que acarician disfrazándose en papel,
colores y la entrega de una parte de su alma.
No quiero luz ni sol ni quiero calma
tan sólo sus deditos entre los míos
y quiero al sol salir en su aposento,
que crezca como crece mi lamento,
que no remonte siempre hacia el felino.
Niego la verdad, aunque sea cierto
amalgamados en prosa surgen destellos
que se contentan siempre sin la cumbre
que pueden ver la luz donde no alumbre
que viven siempre en mí, pero son ellos
la luz, el cielo eterno, los destellos
sonrisas ulteriores que se funden
pasiones sin banderas, lugares comunes
y enseñan lo que se cree aprendido
medianamente envejecido el tiempo, se expresa el olvido
y uno renace en sus rostros. Y he perecido.
Reconocer que hoy fue la despedida es darme muerte;
ser víctima y verdugo de la tristeza que ya no conmueve
si no me abrazan brazos de niños
con miradas de cielo esperando renacer.
Velaron por mis sueños despertando luces tibias
y lluvia y gris y amor,
en días que acarician disfrazándose en papel,
colores y la entrega de una parte de su alma.
No quiero luz ni sol ni quiero calma
tan sólo sus deditos entre los míos
y quiero al sol salir en su aposento,
que crezca como crece mi lamento,
que no remonte siempre hacia el felino.
Niego la verdad, aunque sea cierto
amalgamados en prosa surgen destellos
que se contentan siempre sin la cumbre
que pueden ver la luz donde no alumbre
que viven siempre en mí, pero son ellos
la luz, el cielo eterno, los destellos
sonrisas ulteriores que se funden
pasiones sin banderas, lugares comunes
y enseñan lo que se cree aprendido
medianamente envejecido el tiempo, se expresa el olvido
y uno renace en sus rostros. Y he perecido.
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