viernes, 26 de octubre de 2007

Topoi koinoi

Tus palabras gimoteaban en mi boca.
Espeso perfume de flores muertas,
que vivían a la luz de la sentencia inicua.

Tan pronto hería las llamas de tus falencias
tu voto legitimaba mi despotismo.
Mi lengua era sacrilegio entre tus dioses.

Preferías sinceridad y antipatía,
tus apetitos sistematizaban lo torpe de lo real.
Hombre escindido, dependiente y siervo.

No amo los lugares comunes de las pasiones
que estigmatizan mentiras para venerarlas,
pero no abrazan sino el ansia desmedida

porque el deseo se encuentra en una noche de verano
pero la soledad gobierna impunemente en una noche fría.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Pasión estéril

En nombre de una pasión estéril comenzaba a descubrir que había una angustia cuyas heridas no había podido superar. Las arrastraba en pena. Las erguía en mis hombros y algunas veces las veneraba. Pero esa esperanza muerta y resplandeciente me invitaba a someterme a la barbarie. Y era usted, el renacimiento de mi sonrisa. Y era mi ruina y mi mañana incongruente. Era el absurdo que un miedo arraigado se niega a aspirar. Pero era una realidad insostenible, pusilánime, que burlé y reí.
Quizá cierto miedo al pasado me conduce a hegemonizar mi soledad. Sucumbo en un imperio de cielos bajos y doctrinas que enmudecen, que mortifican. Personifico despotismo sobre ciudades endebles que intentaron restablecer mi soberanía. Usted era el sentido de las noches execrables y las mañanas en pena. Daba vueltas en mi cabeza y hacía brillar mis ojitos, esos ojitos que con el tiempo fueron perdiendo algarabía. Y sin embargo, no pudimos amalgamar los brazos en juegos ciegos insoslayables. Pero no lloro, no querrá usted que llore; sería empapar un río cuyo final no es su cause.

martes, 16 de octubre de 2007

Otro

La habilidad de los deseos intangibles. El color extremadamente modesto de tu piel. La censura, lo ambicioso de mi ser: combinación que siempre va lineal a lo que no.
Se pudre la carne y tu barba pomposa presume vanidad. Tu cara de revolución soberbia reprime, legitima mi andar desorientado esperando que algún leve viento nos acerque. Realizo tu apología. Me deprime.
Eres un argumento racional pero estéril. Una pasión que camina, porque huye. Una calumnia laudable, pero incierta. A veces quisiera saber cómo eres. Me enferma la idea de concebir lo humano que no escapa a tu mediocridad.
El ansia desmedida. La teoría irrefutable. La conciencia conciente. ¿Acaso podrás ser un poco más que un insensato rival? No le tengo miedo a tu remera, porque tampoco le temo a tu piel. Ni juega esta partida tu semblante, porque no agrada. Sólo monopoliza la dulzura que yo no puedo conseguir. Porque se aleja cual utopía. Porque es incierta y peligrosa como el edén.