jueves, 13 de noviembre de 2008

Lunecer

La luna no era el corazón del infinito
pero llegábamos a hacerla sangrar
con ademanes tibios y rarezas.

Un mundo que nos forjaba la causa
para brindarnos el efecto.

Así, o ciegos,
celebrábamos hallarnos
en el universo de los contingentes.

1 comentario:

tibu dijo...

que lindo es leer algo q te hace viajar, y no tener q viajar para algo leer...y eso se encuentra aka( en tu pagina)

que estes mas que bien shisela!!


un beso!