Decrecen las palabras
y el silencio hegemoniza la ciudad mezquina.
Tu rostro se escinde,
te agrava la ausencia.
El dios de los rebeldes sale a masticar
y el sol se suicida.
Plenitud de abandono.
Infinidad de abandono.
El llamado a la existencia más sagrada;
sentencia de soledades por doquier
arrasan
sobre los espacios de la densidad.
No es sólo un juego de palabras:
es un ritual al lenguaje.
La sombra de tu ausencia,
la sombra de tu nombre,
la sombra de la sombra que sos.
Como espinas
tus designios desgarran
mi monumental intemperie.
Y el verso te pronuncia
–delirante deliberación–
elegido.
Ahora sos el poema que no se escribe
tiritando.
Ahora sos el pájaro vanidoso que no seduce
en su nido.
Ahora sos la ausencia de una presencia
irremediablemente desgastada.
Y el suicidio.
Y la libertad.
1 comentario:
Hola! te conozco? ah! cierto!! vos sos la delirante que dice que se va a ir a vivir conmigo. Ja!
Pero comparto tu delirio porque yo tmabien me voy a vivir conmigo digo! con vuestra humanidad.
Y te convertiste en mi compañera de proyectos! Que loco! lo que se puede encontrar en un simple call center!
Que bueno estos versos que publicas! perdon mi ignorancia pero quien/es es/son el/los autor/es? Ya me marie!
Ah! y otra cosa...sabias que ya te quiero mucho?!
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