martes, 22 de julio de 2008

El peso

De repente
el mundo
silenció la poesía.
M, fallecido.
Entonces
parecía llamarme su voz
y su destino grisáceo
se fundía con el aire.
Tan sólo era el recuerdo
tan sólo era reivindicable
en la memoria,
persistía
como la lluvia
que juega
a no agotarse hasta el alba.
Y dos
volvió
a ser
uno.

1 comentario:

tibu dijo...

La poesía que mas me gusta leer es también la que mas tristeza me provoca…debería dejar de leerla, pero no puedo o no kiero…como tampoco puedo olvidarte.
No soy tan duro…

Un beso shice!!!