miércoles, 30 de abril de 2008

La verdad manchada

¿Adónde irán los deseos del mezquino?
¿Y cómo jugará la partida, cuando mi cama,
escueta de placer, haya enunciado el silencio?
Una espera que se dice y no se nombra.
Pusilánime esfuerzo por saberlo amado.

Se vuelve contra mí lo libertino;
no concierne el peso a la brevedad del acontecer,
sensata, muchedumbre organizada en unidad.
Flaquean tu amor y el mío,
cuando callan las palabras que no asienten sombra.

Errante andarás, y lo presiento.
El fuego que se admite lleva dentro
un halo de inmensidad y redundancia,
un deseo sin copular y una abundancia
de azares convertidos en destino.

Sentencia inmaculada; lo divino
se esconde en lo prosaico de lo abyecto.

miércoles, 23 de abril de 2008

Cínico

Otra sentencia de impunidad. Otra teoría.
Un desplegar alado cierto amanecer.
Conducirse ciego entre la frialdad de las miradas.
No siendo mucho más que la mera existencia.

El peso de la levedad manifiesta el vacío.
Errante en el camino de las sombras,
dibuja sin color lo que se logra;
riendo insatisfecho, pueril destino.

Y la noche gobernando otras plegarias,
sagaz, intrépida y tímida, siempre a punto de perecer
se nombra deleitosa en la fachada juvenil,
se muestra irreverente tras la escena de placer.

Otra vez elegir fue burlarse de la realidad
para esconderse legítimamente en el lenguaje.