una necesidad absurda
de alojarse
en lo que ya no apasiona
en lo que no nace
ese río me devolvió
la visión de un Heráclito revolucionario:
aguas fluyen, otras y otras
y sin embargo
yo no fluyo
yo me arrastro por la que fui
"...esta mañana, a las ocho y cuarto, cuando salí del hotel Printania para ir a la biblioteca, quise levantar un papel que había en el suelo y no pude. eso es todo, y ni siquiera es un acontecimiento. sí, pero para decir toda la verdad, me impresionó profundamente: pensé que ya no era libre... "
martes, 29 de noviembre de 2011
miércoles, 14 de septiembre de 2011
A decir verdad, soy una amante muy exigente, por más que no siempre lo reconozca.
He sido la inocencia, la libertina, y luego la inocencia desesperada. Quizás deba dejar de leer a Hegel. Lo cierto es que tras haber pasado por el libertinaje, el regreso al amor inocente conlleva una cuota de desesperación, una cuota del no-perderlo-jamás. Y haber sido la más laxa de todas las mujeres, supone la posterior pretensión de exclusividad, de cuidado extremo. Eso que no supimos conseguir. Que nooooo suupiiiimoossssss connnnseeeeeguiiiiiiirrrrrr.
Otrora un espejo infinito, un vaso vacío, un profundo silencio. Al fin encontrarse ser-siendo-en-un-otro-que-yo, y lastimarse hasta la médula en nombre del monopolio usufructuado del amor. Yo anuncio, yo denuncio, yo renuncio... yo, muerte temprana.
Para que no se diga nunca que fui la espada y no la piedra, puedo seguir hablando de mí. Pero hablaré del-otro-que-yo. Una víctima victimizada victimiza las palabras suyas, las mías, las que no pertenecen al lenguaje. ¿Sinónimos de estación? Correcto: primavera. Érase la primavera de las flores disecadas y las mariposas en celo que morían al borde de su virginidad. El aire anunciaba la tragedia; las flores anunciaban la tragedia; las mariposas anunciaban la tragedia. Todo desencadenó en un sentido trágico de la exigencia exigente del haberme-cuidado-más. Una poderosa soberbia ponía fin a la noche del amor y daba comienzo al desamor de la noche.
He sido la inocencia, la libertina, y luego la inocencia desesperada. Quizás deba dejar de leer a Hegel. Lo cierto es que tras haber pasado por el libertinaje, el regreso al amor inocente conlleva una cuota de desesperación, una cuota del no-perderlo-jamás. Y haber sido la más laxa de todas las mujeres, supone la posterior pretensión de exclusividad, de cuidado extremo. Eso que no supimos conseguir. Que nooooo suupiiiimoossssss connnnseeeeeguiiiiiiirrrrrr.
Otrora un espejo infinito, un vaso vacío, un profundo silencio. Al fin encontrarse ser-siendo-en-un-otro-que-yo, y lastimarse hasta la médula en nombre del monopolio usufructuado del amor. Yo anuncio, yo denuncio, yo renuncio... yo, muerte temprana.
Para que no se diga nunca que fui la espada y no la piedra, puedo seguir hablando de mí. Pero hablaré del-otro-que-yo. Una víctima victimizada victimiza las palabras suyas, las mías, las que no pertenecen al lenguaje. ¿Sinónimos de estación? Correcto: primavera. Érase la primavera de las flores disecadas y las mariposas en celo que morían al borde de su virginidad. El aire anunciaba la tragedia; las flores anunciaban la tragedia; las mariposas anunciaban la tragedia. Todo desencadenó en un sentido trágico de la exigencia exigente del haberme-cuidado-más. Una poderosa soberbia ponía fin a la noche del amor y daba comienzo al desamor de la noche.
martes, 21 de junio de 2011
jueves, 14 de abril de 2011
domingo, 20 de marzo de 2011
lunes, 7 de febrero de 2011
viernes, 21 de enero de 2011
lunes, 3 de enero de 2011
Para todo lo que no hay
para todo lo que no habita
un río insatisfecho de aguas danzantes
y diacrónicas
una lógica retrógrada
un ausencia retrógrada
una sola soledad
una herida hiriente
una palabra que dice
lo que no significa
Caótica Gisela,
esa manía de vivir...
esa constancia de hacer vivir
lo que no hay
lo que no habita.
para todo lo que no habita
un río insatisfecho de aguas danzantes
y diacrónicas
una lógica retrógrada
un ausencia retrógrada
una sola soledad
una herida hiriente
una palabra que dice
lo que no significa
Caótica Gisela,
esa manía de vivir...
esa constancia de hacer vivir
lo que no hay
lo que no habita.
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